El clan Kennedy, en una imagen familiar.
No solo John F. Kennedy tuvo ínfulas de seductor. Su padre, el fundador de la dinastía más relevante que ha tenido Estados Unidos, tan solo tardó tres meses en llevarse a la cama a su secretaria, una joven de 24 años por ese entonces. Parecía algo de corte furtivo, pero al final, el amor entre Joseph P. Kennedy y Janet Des Rosiers duró más de nueve años, y todo delante de la mujer de la matriarca del clan, Rose Kennedy, de la que Des Rosiers no habla muy favorablemente en unas nuevas memorias.
A Good Life no solo es un recuento de las noches intensas de amor entre la virginal secretaria y el ex embajador de Estados Unidos en Gran Bretaña entre 1938 y 1940, sino el libro en el que aparecen fotos inéditas de ambos, posando en grupo y siempre con Rose en las instantáneas, que llegó a tener sospechas de lo que estaba pasando.
"En una ocasión escuché a la señora Kennedy decir: los hombres siempre se enamoran de sus secretarias", aunque se quedó en una anécdota envuelta en unos cuantos guiños cómplices de los amantes. Joe Kennedy, sin embargo, se tomó su amor por Des Rosiers muy en serio desde el principio. Cuando supo que estaba listo para hacer su movimiento, se llevó a la joven a una casa de dos habitaciones en West Palm Beach (Florida) que tenía alquilada, a unos 10 minutos de su residencia oficial.
Cómo perdió su virginidad
Recuerda que una vez que entraron en la casa, Kennedy comenzó a besarla y a desnudarla sin más demora pese a que le confesó que era virgen. "Joe no se sorprendió cuando le dije que no había tenido sexo en toda mi vida. Me enseñó todo".
Aunque Des Rosiers conocía la fama de Kennedy de ser un tanto áspero de carácter, confiesa que con ella era suave como un guante. "Era divertido, cálido, atento, nunca exigente, muy considerado y muy cuidadoso", explicó. "No fue muy difícil enamorarse de él. Era un hombre encantador que me abrumó".
JFK también se sintió atraído por ella
Lo curioso es que lo que sintió por el padre, con una diferencia de edad de 36 años, nunca lo sintió por su hijo, JFK, para quien trabajó en condición de azafata y secretaria en su avión de campaña de cara a las elecciones de 1960. Como a Joe Kennedy, le hacía masajes en los pies y las manos en privado y a puerta cerrada,pero nunca llegaron a intimar.
Y eso que el ex presidente asesinado en Dallas en 1963 lo intentó. Se lo escribió en una servilleta de papel. "¿No crees que ya es hora de que me encuentres atractivo?", aunque no consiguió convencerla.
Prefería al hombre casto, católico y muy recto en la superficie, un patriarca con unos cuantos pecados a cuestas que abrió la veda de lo que estaba por venir, un clan, en su vertiente masculina, más que aficionado a los affaires y las faldas. De tal palo, tal astilla.
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